2010/04/14

A traición

Hace un tiempo, cuando la G9 era mi cámara digital, pensé en lo divertido que sería colocarla sobre un trípode en una esquina concurrida y dispararla desde unos metros de distancia con un mando inalámbrico. La mayor parte de las veces en que pretendemos fotografiar personas anónimas caminando por la calle o desarrollando cierta actividad, o procedemos con agilidad para captar el momento, o nos arriesgamos a perder toda la espontaneidad: no nos gusta que nos fotografíen cuando trabajamos, cuando comemos, o incluso cuando simplemente paseamos por la calle y a un desconocido se le ocurre quedarse con nuestra jeta.

Cuando conseguí las oportunas autorizaciones familiares para gastarme cierta pasta en cierta cámara, algunos de los gadgets que se me antojaban únicamente suponían el chocolate del loro dentro del presupuesto global: el trípode, un mando a distancia inalámbrico no original,... Ambos los aproveché para sacar mi primera fotografía del Palacio del Condestable dentro del taller impartido por Adolfo Lacunza del que ya he escrito anteriormente.

Acababan de inaugurar la exposición Retratos de galería. 1940 - 1950. Zubieta y Retegui, y muchas personas de Pamplona de Toda la Vida (PTV, según el acrónimo extendido localmente) se acercaban a buscarse a sí mismos, o a encontrar al menos a sus padres, tíos o abuelos. En este contexto, una cámara por grande que sea, colocada sobre un trípode y aparentemente abandonada, no parece ser peligrosa. Esto permite situarse en la esquina opuesta del patio mostrado en la fotografía de hoy, y fotografiar a discreción a los visitantes. ¿He dicho a discreción? Quería decir a traición.

buscando desesperadamente (a zubieta y retegui)

Canon EOS 50D
Sigma 18-50 mm f/2.8 EX DC Macro
Apertura: f/14
Exposición: 1.3
Lente: 18 mm
ISO: 800

No hay comentarios:

Publicar un comentario