Este pasado invierno ha sido muy frío. Con tantas ocasiones como ha nevado es fácil perder la cuenta. De hecho, aunque no se pueda decir que sea excepcional, en plena primavera aún estamos soportando temperaturas del orden de los 3 o 4 ºC a primera hora de la mañana.
El sábado 9 de enero era uno de esos días de temporal. Si bien la tarde no fue demasiado dura, sobre las ocho de la tarde se puso a nevar intensamente. La temperatura rondaba -3ºC y la nieve cuajaba sobre la carretera. En estas circunstancias me animé a abrigarme y a escaparme a Pamplona en coche para sacar unas fotos.
El camino de Zizur a Pamplona estaba helado pero se podía circular con mucha precaución. En media hora pude aparcar en el aparcamiento de la Estación de Autobuses.
Después de vagar un poco llegué a la esquina de la calle Zapatería con la plaza Consistorial. Allí planté el trípode y me puse a disparar. Desde luego la noche no era muy apacible, pero se gozaba de ese silencio mágico de estas ocasiones sólo roto por los esporádicos grupos de jóvenes que pasaban en busca de fiesta. En una esquina el castañero se guarecía del frío.
La luz era tenue, y fue necesario probar algunas exposiciones muy lentas con bajas sensibilidades. En esas fotos no se veía la nieve caer por mucho que abriera el diafragma al máximo (f/2.8), ya que la velocidad era demasiado lenta. Además, esa apertura no es desde luego la mejor para sacar un paisaje, así que opté por cerrar un poco el diafragma subiendo la sensibilidad hasta 1600. De esta manera salió una fotografía con una velocidad de disparo (1/13) lo suficientemente alta como para que se viera la nieve suspendida en el aire.
De alguna manera este es un momento invernal, de castañas calientes, de amistades, y de confidencias.
El sábado 9 de enero era uno de esos días de temporal. Si bien la tarde no fue demasiado dura, sobre las ocho de la tarde se puso a nevar intensamente. La temperatura rondaba -3ºC y la nieve cuajaba sobre la carretera. En estas circunstancias me animé a abrigarme y a escaparme a Pamplona en coche para sacar unas fotos.
El camino de Zizur a Pamplona estaba helado pero se podía circular con mucha precaución. En media hora pude aparcar en el aparcamiento de la Estación de Autobuses.
Después de vagar un poco llegué a la esquina de la calle Zapatería con la plaza Consistorial. Allí planté el trípode y me puse a disparar. Desde luego la noche no era muy apacible, pero se gozaba de ese silencio mágico de estas ocasiones sólo roto por los esporádicos grupos de jóvenes que pasaban en busca de fiesta. En una esquina el castañero se guarecía del frío.
La luz era tenue, y fue necesario probar algunas exposiciones muy lentas con bajas sensibilidades. En esas fotos no se veía la nieve caer por mucho que abriera el diafragma al máximo (f/2.8), ya que la velocidad era demasiado lenta. Además, esa apertura no es desde luego la mejor para sacar un paisaje, así que opté por cerrar un poco el diafragma subiendo la sensibilidad hasta 1600. De esta manera salió una fotografía con una velocidad de disparo (1/13) lo suficientemente alta como para que se viera la nieve suspendida en el aire.
De alguna manera este es un momento invernal, de castañas calientes, de amistades, y de confidencias.

Canon EOS 50D
Sigma 18-50 mm f/2.8 EX DC Macro
Apertura: f/8
Exposición: 1/13
Lente: 26 mm
ISO: 1600
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