Hace unos días vimos Ciudadano Kane en casa. Es todo un clásico cinematográfico, pero ya se sabe que no todo el mundo que afirma haber visto una película la ha visto de verdad.
Me parece una película alucinante. La fotografía, a cargo de Gregg Toland, aprovecha el uso de las sombras y la iluminación para distinguir los planos en las escenas, abandonando la que hasta el momento había sido la forma habitual de hacerlo por medio de grandes aperturas con poca profundidad de campo. Además, la escenografía se hace más dramática a medida que el argumento llega a su fin. Como una muestra vale la pena recordar las escenas en el palacio en el que vive Kane con su segunda esposa, en que únicamente se ve un enorme sofá y una enorme chimenea en un salón tan grande que los hace pequeños, con un terrible espacio vacío por todos los lados.
El guión también es muy bueno. De niño, Chales F. Kane es separado de su humilde familia para vivir con un tutor y recibir una enorme herencia de la que se hace cargo personalmente al cumplir la mayoría de edad. Poco después de su fallecimiento, un grupo de periodistas investiga la extraña palabra que murmura en su lecho de muerte, Rosebud. Mediante flashbacks, Welles repasa el momento de separación de Kane de sus padres, algunos episodios de su juventud, y su éxito en el relanzamiento del periódico New York Inquirer antes de su caída social tras un fracasado intento de ser elegido gobernador y un intento de lanzar al estrellato a su segunda esposa como cantante de ópera, de la que también se separa. En el camino también deja atrás a un hijo con el que apenas pasa tiempo.
Se cuenta que Kane muere solo, murmurando una extraña palabra, Rosebud, que nadie a su alrededor comprende, agarrando una esfera de cristal de esas rellenas de líquido y nieve en las que se ve un paisaje invernal.
En uno de los únicos -¿el único?- travelling de toda la película, se nos muestra al grupo de trabajadores que se deshace de los objetos personales de Kane. Uno de ellos arroja un trineo a una chimenea, y se ve en él la famosa palabra, Rosebud. Es el trineo con el que juega siendo niño en las cercanías de su hogar familiar, un lugar campestre de frecuentes nevadas.
Kane es un personaje admirado y odiado a partes iguales, pero su triste final demuestra que nadie le ha conocido completamente. Ha sido un personaje público, aparentemente un triunfador. Sin embargo, siempre ha estado solo.
Me parece una película alucinante. La fotografía, a cargo de Gregg Toland, aprovecha el uso de las sombras y la iluminación para distinguir los planos en las escenas, abandonando la que hasta el momento había sido la forma habitual de hacerlo por medio de grandes aperturas con poca profundidad de campo. Además, la escenografía se hace más dramática a medida que el argumento llega a su fin. Como una muestra vale la pena recordar las escenas en el palacio en el que vive Kane con su segunda esposa, en que únicamente se ve un enorme sofá y una enorme chimenea en un salón tan grande que los hace pequeños, con un terrible espacio vacío por todos los lados.
El guión también es muy bueno. De niño, Chales F. Kane es separado de su humilde familia para vivir con un tutor y recibir una enorme herencia de la que se hace cargo personalmente al cumplir la mayoría de edad. Poco después de su fallecimiento, un grupo de periodistas investiga la extraña palabra que murmura en su lecho de muerte, Rosebud. Mediante flashbacks, Welles repasa el momento de separación de Kane de sus padres, algunos episodios de su juventud, y su éxito en el relanzamiento del periódico New York Inquirer antes de su caída social tras un fracasado intento de ser elegido gobernador y un intento de lanzar al estrellato a su segunda esposa como cantante de ópera, de la que también se separa. En el camino también deja atrás a un hijo con el que apenas pasa tiempo.
Se cuenta que Kane muere solo, murmurando una extraña palabra, Rosebud, que nadie a su alrededor comprende, agarrando una esfera de cristal de esas rellenas de líquido y nieve en las que se ve un paisaje invernal.
En uno de los únicos -¿el único?- travelling de toda la película, se nos muestra al grupo de trabajadores que se deshace de los objetos personales de Kane. Uno de ellos arroja un trineo a una chimenea, y se ve en él la famosa palabra, Rosebud. Es el trineo con el que juega siendo niño en las cercanías de su hogar familiar, un lugar campestre de frecuentes nevadas.
Kane es un personaje admirado y odiado a partes iguales, pero su triste final demuestra que nadie le ha conocido completamente. Ha sido un personaje público, aparentemente un triunfador. Sin embargo, siempre ha estado solo.

Canon EOS 50D
Canon 55-250 mm f/4.5-5.6
Apertura: f/9.0
Exposición: 1/800
Lente: 250 mm
ISO: 800
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